Escrito por tecnonews el 02/05/2017 a las 17:18:50
El pasado primero de mayo, sobre todo en el sector de las Nuevas Tecnologías, se habló mucho del papel que jugarán los robots en el panorama laboral del futuro. Resulta triste pensar que si antes esta fecha era utilizada en España para reivindicar la dignidad en el trabajo y en los sueldos, en los tiempos más recientes se haya convertido en la reivindicación por el trabajo a secas. Parece que esta tendencia no cambiará mucho con la entrada en escena de los robots. Mientras tanto, la precarización del trabajo sigue siendo la tónica en nuestro mercado laboral.
Pero volvamos por un momento al tema de moda: ¿Sustituirán los robots a los trabajos actuales? Millones de personas podrían perder su empleo y según la OCDE en España, los puestos afectados representarán el 12 por ciento.
Ante esta preocupante cifra que se asemeja a los números registrados en el marco europeo, la Unión ya ha elaborado un informe que pretende ser la base para una legislación del trabajo no humano en el futuro.
El problema real en el tema que nos ocupa es que está plagado de mentiras. En pro del progreso, se aduce con frecuencia que la introducción de los robots en el mundo laboral es un bien que tiene algunos males. Se argumenta que es un paso lógico y orgánico en el desarrollo de las tecnologías y de la humanidad. Dicha idea no puede ser más tramposa y para entenderlo debemos fijarnos en un estudio realizado por OpenText según el cual un 69 por ciento de los encuestados no animarían a su empresa para que «contratara» robots y un 62 por ciento no estaría cómodo trabajando con ellos. Se deduce entonces que quizás la mayoría de la humanidad no quiere que los robots ni la inteligencia artificial irrumpa en el mercado laboral. ¿Por qué entonces seguimos empeñados en que eso suceda? Ante esta pregunta podemos responder que en realidad solo unos pocos quieren que eso suceda: los propietarios de empresas que con la entrada de un robot verán reducidos de forma drástica los costes de producción.
Es por todo esto, que en lugar de debatir sobre cómo haremos que los robots no afecten a nuestras estructuras económicas dejando a millones de personas en la calle, debemos plantearnos si realmente nos interesa (incluso, si nos apetece) una vida en la que los robots trabajen.