Escrito por Tecnonews el 09/05/2017 a las 18:45:00
La globalización tiene mucha relación con las Nuevas Tecnologías. Ha sido gracias a ellas que el mundo entero ha podido conectarse en el mismo espacio, eso que todos conocemos como internet.
Este proceso, en un inicio podía parecer perfecto porque simplificaba el planeta, lo hacía más pequeño y nos ayudaba a entender cómo funciona la injusticia para intentarla combatir. Parecía que podríamos hermanarnos con los que más sufren y crear una humanidad compacta que vela para que la gran mayoría de sus representantes vivan felizmente.
En realidad nada ha sucedido como se prometía a priori y actualmente nos encontramos enfrente del mayor reto desde que empezó la revolución tecnológica: 2017, las elecciones francesas, Donald Trump, etc.
Las Nuevas Tecnologías y la globalización no han conseguido corregir el grado flagrante de desigualdades que existen sobre la faz de la tierra; todo lo contrario, parecería haberlas agravado.
Esto en gran parte se debe a que las clases dominantes, esas cuya riqueza es igual a la de 3.000 millones de personas, se han hecho con los beneficios de las Nuevas Tecnología mientras han externalizado los problemas que éstas generan. Lo mismo ha ocurrido con la globalización. Si este concepto se refiere a la posibilidad de podernos mover libremente por el mundo, algo queda claro, lo único que goza de plena capacidad para viajar es el dinero que se mueve en las grandes bolsas de todo el planeta.
Por su parte, en los países en vías de desarrollo (los países donde más pobres hay) las virtudes de las Nuevas Tecnologías no están ni se las espera. Existen países en los que hablar de Big Data, Inteligencia Artificial o Wearables sería una desfachatez absoluta. Son esos mismos países que se explotan para obtener materias primas como el coltán con el que luego se fabrican los smartphones de occidente. Es decir, se explota el mineral y se deja un reguero de violencia. Es esa misma violencia la que hace que muchos millones de personas decidan marcharse de sus casas y esa violencia la que ha establecido un récord de refugiados histórico en el año 2016: 65 millones de personas.
Por si fuera poco, cuando las cosas en occidente, no funcionan como deberían tal y como pasó en el año 2008 con la apertura de la crisis económica, la clase política no tiene otra solución que culpar a las clases trabajadoras y las clases medias por haber sido irresponsables.
Con todo este panorama no nos deberíamos preguntar porque Marine Le Pen tiene 10 millones de votos. De hecho si Macron gobierna para las clases privilegiadas como han hecho sus predecesores, para dentro de 5 años podemos esperar que el Frente Nacional gane las elecciones. Quedan avisados.